Era una noche calurosa de Julio. Mi habitación estaba oscura y en silencio, tanto que podía escuchar las agujas del reloj de la cocina. Estaba en la cama, incapaz de dormirme. Me sentía rara, no sabía que era lo que me pasaba. No entendía porque, pero mi cuerpo tenía la sensación de caer al vacío mezclada con la de sentir el calor de un abrazo en el momento oportuno. Un remolino de tristeza y felicidad.
Giré la cabeza hacia el oro lado de la almohada en busca del sueño. Me pongo a pensar en como sería mi presente si mi pasado hubiera sido diferente. Y me da miedo. No, más bien creo que es todo lo contrario. Veo buenas oportunidades pasadas, gente que tuvo gran importancia, que fueron todo para mí y que ahora ya no existen en mi vida. Han reformado por completo su forma de ser. Una antigua conocida me dijo un día: ''La gente cambia y tu no tienes la culpa de eso. Simplemente llega ese día y ese momento y después, con el tiempo, ya no quieres saber nada de esa persona''. Y ahora me doy cuenta de todo, por fin he abierto los ojos y lo que antes me parecía imposible ahora es la puta realidad. Como prueba más evidente de esta frase la tengo en la misma persona que me la dijo.
¿Por qué solo cojo lo negativo de las cosas?¿tendrá razón la gente respecto a mi negativismo? Sí, eso creo, pero, ¿sabes?
suelo acertar más a menudo.
Me revuelven por dentro estos pensamientos asique intento olvidarlo todo y giro hacia el otro lado. Vuelvo al mismo punto donde empece la noche. Estoy en el presente, mi presente. Pienso en mi día y prefiero olvidarlo. Me tumbo bocaarriba, dormirme va a ser más difícil de lo que pensaba. Cojo un libro de la estantería y decido abrirlo por una pagina al azar para despejarme.
Fairy Oak: El secreto de las gemelas ; un viejo libro que nunca llegue a terminar de pequeña. Iba sobre la magia y nunca me llegue a creer que existiera como la autora lo exponía. Me parecía hasta ridículo.
Página 264. Empiezo a leer por el segundo párrafo:
''
A través de la tormenta volví a ver la maraña de rayos que se retorcía en el cielo. Era mayor y más densa que antes y el corazón se me subió a la garganta...Habría podido escapar y dejar a mi bruja a merced de su destino...¡pero nunca lo haría! Asique avancé, aleteo tras aleteo, tragándome el miedo''.
Esto me recordó a mi actual estado relacionado especialmente con unas de mis mejores amigas, ¿por qué no las dejaba en su propio mundo al que ellas no temían (es más, lo veían hasta divertido) y en el que tan agusto se encotraban?. Podría
dejar de verlas, dejar de quererlas. ''
Había podido escapar y dejarlas a merced de su destino''. Pero algo en mí no me lo permitía. Ese algo se llama conciencia y estorba mucho a la hora de
hacer amistades. Esto lo digo por mi propia experiencia, por la gente que me rodea. Tengo que aprender a ser egoísta, mala. Solo espero, que si lo consigo algún día, no sea demasiado tarde porque las quiero demasiado.
Volví a mi cama, así era imposible conciliar el sueño. Me tumbé hacia el lado derecho y paso lo que estaba intentando evitar. Él apareció en mi mente. Me miraba, me sonreía, me hablaba... Este chico era alguien me había hecho sufrir mucho (aunque el no lo sabía). Asique ¿por qué no? me olvidé de todo y le abrí la puerta a mi imaginación.
Jugaba con mi pelo entre sus dedos. Me retiro el pelo del cuello. Cerré los ojos mientras él me susurraba al oído que me quería. Nuestros labios se acercaban cada vez más y más, mi corazón aumentaba los latidos a un ritmo descomunal, podía sentir su cálido aliento en mi cuello. Nos besamos y no fue un beso normal, me dí cuenta de lo que lo quería, lo quería desde hace mucho tiempo, demasiado. Fui contemplando como cada vez se iba alejando más y más de mi.
Estaba profundamente dormida. Gracias a él, había conseguido dormir otra noche más, otra de esas noches en las que no puedes parar de pensar en la cantidad de baches que tiene la vida. Y aunque sea duro, solo puedo decir una cosa:
Se que nunca te tendré, y por eso, serás mio para siempre ♥.
Y después de mucho tiempo, por fin lo conseguí. Creía que no volvería a alcanzar esa felicidad, esa sensación, ese bienestar... es como si el monstruito negro y pequeño que me seguía a todas partes se hubiera ido de vacaciones y en su lugar hubiera venido un ángel. Me siento con ganas de comerme el mundo, de saltar, de gritar, de correr en ninguna dirección. Quiero sentir la sensación de tirarme desde un acantilado, de nadar mar a dentro, de pisar el fuego... Bailar bajo la lluvía en una noche tormentosa de verano, sobrevivir a un tornado, a un huracán, a un tsunami... Saltar las grietas del suelo después de un terremoto,bañarme con tiburones.
Si, a cambiar por completo de una vez por todas, ya no tengo quince años para andarme con tonterías.
Todas las cosas que soñé Todas las noches sin dormir Todos los besos que enseñé Y cada frase que escondí Y yo jamás te olvidare Tu acuérdate también de mi Nunca se para de crecer Nunca se deja de morir.
A veces hay ocasiones en las que es mejor aterrizar, poner los pies sobre la tierra, pensar un poco con la cabeza y no con los sentimientos. Sin embargo, dentro de estos pensamientos racionales los hay lógicos, buenos y positivos y el polo opuesto a estos. Para este polo negativo tienes dos opciones: ser un electrón o ser un protón.